Articulo.- El pasado jueves un amigo y leal seguidor del presidente Medina, el senador por Monte Plata, Charles Mariotti, advirtió que una convocatoria del Comité Político sin una reunión y acuerdo previo entre Leonel Fernández y Danilo Medina, generaría un “desorden mayúsculo” en el PLD. Charlie, como le decimos sus amigos, hizo un llamado vehemente, tanto al presidente Medina como al presidente del PLD, Leonel Fernández, a asumir su responsabilidad como los líderes fundamentales de esa organización y ponerle fin a la situación actual que, según sus palabras, está llegando a límites preocupantes por lo cual debe ser resuelta lo antes posible.
La posición del Senador Mariotti, que es además el jefe de campaña de Reynaldo Pared Pérez, ha sido la más sensata y correcta que he escuchado en las últimas semanas de los dirigentes del PLD que han opinado sobre la próxima convocatoria del Comité Político. He sostenido que poner a los miembros de esa cúpula partidaria en el trance de tener que declarar lealtades políticas y personales cara a cara frente a Danilo Medina y Leonel Fernández con respecto al tema de la reelección, es la fórmula más efectiva para hacer estallar una granada en el corazón del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
La clave de los éxitos del PLD después de la muerte de Juan Bosch ha sido la capacidad de sus dirigentes de ponerse de acuerdo y de privilegiar los intereses de su organización sobre intereses personales o grupales. Su unidad ha sido su fortaleza fundamental. La prueba más reciente y elocuente de esa realidad se vivió hace cuatro años, en el año 2011. Leonel Fernández tenía el poder en sus manos; 27 senadores y una inmensa mayoría de diputados. Las encuestas le daban sobre el 50% de popularidad y tenía un grupo de seguidores (al igual que hoy lo tiene Danilo Medina) reclamándole que se presentara nueva vez a una reelección que estaba prohibida por la Constitución del año 2010.
Para marzo del 2011 el entonces presidente Fernández tenía mucho más popularidad que el precandidato presidencial Danilo Medina, quien apenas superaba el promedio del 30% en las encuestas. Leonel Fernández, actuando con responsabilidad histórica, se dio cuenta que una reforma a la Constitución y todo lo que ello implicaba dividiría al Partido de la Liberación Dominicana y lo sacaría del poder en las elecciones del año 2012.
El 8 de abril, después de numerosos actos en apoyo a una reelección suya, Leonel Fernández pronunció un discurso histórico en el que declinó la posibilidad de una nueva repostulación, abriendo el camino de la unidad de su partido y el endoso de su popularidad (incluyendo los dos millones de firmas que le habían entregado en el Centro Olímpico) al candidato del Partido de la Liberación Dominicana.
Leonel Fernández, no solo declinó él en pos de la unidad del PLD, sino que ejerció la influencia determinante para que su esposa doña Margarita Cedeño de Fernández, que tenía una popularidad astronómica de más de un 60%, también declinara, a los fines de allanarle el camino a la Presidencia de la República a su compañero Danilo Medina, con quien en el pasado había tenido diferencias políticas que fueron felizmente superadas en ese proceso electoral.
Recuerdo aquel discurso en el que doña Margarita Cedeño declinó de sus legítimas aspiraciones siendo la precandidata más popular del PLD (que le llevaba en ese momento a Danilo más de 20 puntos) y tanto ella como su esposo el presidente Fernández endosaron y se convirtieron en ejes fundamentales de la unidad del PLD y con ello el triunfo del presidente Danilo Medina.
El compromiso de Leonel con la unidad de su partido en el año 2012 era tan fuerte que quien esto escribe, que propugnaba por el proyecto presidencial de José Tomás Pérez como opción alternativa, contaba con que, una vez Leonel rechazara la reelección que se le proponía y doña Margarita, su esposa, no estuviera en la contienda interna, las fuerzas del entonces Presidente pudieran apoyar a mi amigo el exsenador del Distrito, José Tomás Pérez, bajo aquel slogan publicitario de “Si Leonel no va, me voy con José Tomás”.
Leonel Fernández pudo perfectamente apoyar a José Tomás Pérez, que era una opción refrescante, sana y de gran prestigio. No lo hizo y, por el contrario, sus fuerzas internas se volcaron a favor de Danilo Medina para hacerlo candidato presidencial. Mucho después de esos hechos, recibí la explicación convincente de que si el presidente Fernández hubiera hecho lo que yo estaba pidiendo y lucía enfrentado a Danilo Medina, se dividiría el PLD decretando su derrota en el año 2012.
Pero Leonel no sólo fue el arquitecto de la unidad interna formidable de su partido PLD, asumiendo las renuncias de posiciones legítimas que pudo haber asumido, sino que junto a la FNP jugó un papel determinante en la unidad del PLD con el PRSC y el Bloque Progresista, vital para el triunfo de su compañero Danilo Medina.
El uso de encuestas que dan al presidente Medina una alta valoración en la sociedad dominicana para usarla como argumento reeleccionista es burdo e inconsistente, porque como hemos relatado, tanto Leonel Fernández como Margarita Cedeño de Fernández, estando en el poder en el año 2011 superaban por mucho a Danilo Medina. Primó la sensatez y la visión histórica de que seguir los pasos que llevaron a Hipólito Mejía en el 2002 a un triste lugar de descrédito en la historia dominicana por imponer una reforma para instaurar la reelección, era antihistórica y absurda.
Leonel Fernández, en el 2011 y mucho antes en el año 1999, aún con el apoyo de su partido y del Dr. Balaguer, rechazó hacer un traje a la medida por apetencias personales de perpetuarse en el poder. La reelección dividió al PRD en el año 2002 provocándole un daño que hasta el sol de hoy no se ha podido recuperar. La pregunta es: ¿Dividirá la reelección al otro partido que fundara Juan Bosch, el PLD? Confío en el Danilo Medina que conocemos para que eso no ocurra.
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